Comienzo un recorrido que, siendo muy sincera llevaba tiempo deseando y madurando. Hay una frase que suelo decir mucho a mis pacientes en terapia que creo define muy bien este proceso: «las cosas no se hacen cuando uno quiere, sino cuando se quiere y se puede».

Después de pensar mucho acerca de cuál sería la primera entrada de este blog en el que deseo y espero compartir con vosotros reflexiones y conocimientos, he decidido que la primera página esté dedicada a hacer una breve descripción acerca de como yo comprendo el proceso de psicoterapia y sirva además como una pequeña carta de presentación.

A lo largo de nuestra vida vamos a ir experimentando diferentes momentos de dificultades que, en función de la historia de vivencias previas, el apoyo que recibamos de nuestro entorno o nuestros rasgos psicológicos y características de personalidad, entre otros, van a hacer que cada uno de nosotros ponga en marcha diferentes tipos de afrontamientos para manejar el problema.

En ocasiones, esos mecanismos de afrontamiento que desplegamos no siempre resultan adaptativos, lo que puede generar que los afrontamientos se queden «fijados» haciendo que el problema se enquiste, dando lugar a diferentes dificultades a nivel psicológico como trastornos de ansiedad (fobias, ansiedad generalizada, trauma, etc.), trastornos del estado de ánimo (depresión, distimia, trastorno bipolar, etc.), trastornos de la conducta alimentaria, trastornos de conducta o trastornos de personalidad.

El poder conocer las variables que influyen en nuestro comportamiento y emociones, así como su función y génesis es un proceso fundamental que va a facilitar mucho su manejo. Si bien, para poder realizar este proceso es necesario un recorrido por la propia historia vital con un trabajo de reflexión acerca del significado asignado a cada vivencia, así como las emociones sentidas o la percepción de ayuda recibida por el entorno (figuras de apego y/o referencia). Este (a veces) arduo proceso de deconstrucción nos permite un descubrimiento de nosotros mismos que generalmente requiere de mucha paciencia y una actitud amable y sanadora hacia uno mismo, cuyo aprendizaje también forma parte sin duda del camino.

¿Me dejas ser tu compañera de viaje?

«El final del viaje no es el destino, si no los contratiempos y recuerdos que se crean en el camino» Anónimo